enlace a "http://danielmancuso.blogspot.com.ar/" que publicó esta nota , ver mas allí
jueves, 21 de junio de 2012
EL PAÍS DE LAS ÚLTIMAS COSAS
Largas colas, gente, autos, signos de interrogación. Todo se amontonaba en nerviosa espera. Los cajeros automáticos se quedaron sin billetes. Las estaciones de servicio se quedaron sin nafta. Los diarios no pudieron ser distribuídos. La basura se amontonó en las calles. El olor nauseabundo inundó las barriadas. Las gaseosas se calentaban al sol en los playones. Los alfajores se derretían en sus paquetes, las ratas urgaban en las cajas de galletitas estivadas en los depósitos. Todo se detuvo. Los camiones impávidos dormían la siesta del desabastecimiento. La ciudad respiraba un sopor angustiante. Hubo golpes militares, cívico militares, agrario destituyentes, pero no se tenía memoria de un prepotente golpe sindical. Raro. Las viejas sacaron los sillas a la vereda a mirar pasar a nadie, sin humo, ni ruido. La calle vacía como un domingo vacío. Los pibes hicieron un picado en la avenida. En el bar de la esquina, la tele repetía la imagen del dirigente sindical, ora malo malo malo, ora bueno bueno bueno, lanzando el paro general desde el estudio de TN. Soñaba con ser presidente, pero apenas si llegaba a capo mafia de segunda categoría.
Hubo comentarios de todo tipo. Los contreras le hechaban la culpa a la soberbia gubernamental. La oposición hizo un sospechoso silencio. Los medios hegemónicos azuzaban la blancura y buenos modales del otrora negro repugnante. Pareciera que no les importaba que la mierda los tapara con tal de voltear a la yegua. Raro modo de desestabilizar, mezcla de masoquismo social con odio viceral concentrado.
Los estrategas e historiadores del establishment elaboraban teorías acerca de cómo vencer a un poderoso enemigo. Hubo diferentes opiniones, aunque coincidentes. Además de la prensa envenenando el humor social, siempre es efectivo oradar desde adentro: un vicepresidente opositor, unos jueces corruptos, legisladores díscolos, un sindicato aliado que se da vuelta y se subordina a las corporaciones, un gobernador candidato a Presidente, de viaje por Europa. Silencios cómplices.
Hubo reuniones, llamados telefónicos, mezquina tozudez. Una convocataria a la Plaza de Mayo. ¿Cómo irían hasta allá los huelguitas si los micros no tenían combustible? ¿Habría largas caminatas desde los suburbios al centro con bombos y cornetas? ¿De qué serviría si los camiones de exteriores no podrían llegar a cubrir el acto?
Los hospitales colapsaron, los muertos de frío se acumulaban en las morgues, las ambulancias tenían hambre.
Hubo cortes de luz, las centrales dejaron de producir energía por falta de fueloil. Pronto se acabaron las velas y velones. La población comenzó a quemar los libros y guías telefónicas para calentar sus hogares. Alguien recordó una película de Hollywood, donde la tierra se congelaba, y un padre iba en busca de su hijo refugiado en una biblioteca, atravezando nieves y peligros.
Las señoras de los barrios pudientes salieron con su cacerolas a buscar papeles y cartones entre la basura para encender los hogares de sus enormes casonas.
En una casita desierta, sólo quedó un televisor encendido, una vieja noticia se emitía en continuado, era un gran rostro ocupando la pantalla, un hombre hablaba pausado, había despecho en su mirada... «Nuestro objetivo es la defensa de los derechos de los trabajadores», decía...
No hay comentarios:
Publicar un comentario