Si la política busca el bien común y la coartada sindical de Moyano deja a un pueblo como Guaminí sin gas, sólo hay que confrontar dichos y hechos, de cara a la sociedad, que es la que decide.
Toda su movida se inició hoy, un 20 de junio, Día de la Bandera creada por Manuel Belgrano, quien en 1812 ordenó el “Éxodo jujeño”, para no dejar en manos realistas nada que pudiera servirle para abortar la lucha por la liberación.
Belgrano redactó un bando que obligó a todo el pueblo a levantarse y a seguirlo hacia Tucumán, porque eso era lo que había que hacer si uno quería una patria libre.
Y ese bando, sobre el final, previendo que la gente no iba a querer desprenderse de sus animales o de sus casas, decía:
“Serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no efectúen con mayor escrupulosidad sean de la clase y condición que fuesen.”
No importaba el derecho de unos sobre sus propias cosas, porque había un derecho colectivo superior a resguardar: la libertad de todos, la construcción de una patria nueva, en la lucha anticolonial contra España.
La buena política persigue el bien común. Belgrano era un gran político, además de militar. Lo material era accesorio en esa encrucijada. No había interés sectorial o corporativo por encima del interés nacional.
Doscientos años después, la Argentina enfrenta una nueva encrucijada. Mientras el capitalismo mundial se hace añicos, un gobierno democrático intenta mantenerse de pie, exigiendo apoyo a los que se beneficiaron de sus políticas de casi una década.
En este contexto, ¿a quién se le ocurre un paro general de Camioneros que paralice el país?
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