enlace a "http://soydondenopienso.wordpress.com/" que publicó esta nota , ver mas allí
Debates pseudopolíticos de los individualismos de clase media
INDIVIDUALISMO DE CLASE MEDIA
Bien, ya tengo el título y ahora debo abordar el desarrollo del primer párrafo, pero me cuesta decidirme por donde empezar.
por Cesar Eduardo Vacchetto Mansilla
07–08–2012 /
Escribir me da la ventaja de pensar, repensar y corregir cada una de las ideas expresadas, perosoy conciente de las dificultades de manifestar estas ideas oralmente, mucho más cuando se está entre amigos que tienen ideas preconcebidas y poco meditadas. Y resultaaún peor cuando en esa reunión de amigos ha corrido algo de bebida.
Entiendo que no exista nada más enriquecedor que el debate, pero son enormes las dificultades a sortear cuando no existe verdadera voluntad de debatir, lo que implica escuchar a los demás considerando la postura de cada uno ya sea para incorporarla o para desarmarla con argumentos verdaderos.
Todos estamos seguros de poseer la verdad y a nadie le gusta quedar pagando frente a alguien que sabe más que uno, pero ante esto solo se pueden tomar dos caminos a mi juicio: El de instruirse y prepararse para estar completamente seguros de lo que vamos a decir, o el de descalificar de cualquier forma lo que diga aquel con quien no estamos de acuerdo, porque nuestra falta de conocimiento sobre un tema nos deja mal parados luego de haber defendido una postura en voz alta.
Y así como existen diferentes clases sociales y situaciones socioeconómicas, también existen diferentes visiones de una misma realidad.
Varias veces me he encontrado en la situación de estar en reunión de amigos o reunión familiar donde indefectiblemente alguien haga mención de la situación en la que “se vive”, y se desate una especie de debate pseudo político.
Convengamos en que todos los reunidos pertenecemos, con sus más y sus menos, a la clase media, que va de clase media trabajadora a clase media acomodada.
Todo puede comenzar con una pregunta inocente, del tipo “Cómo andás?”, y eso basta para obtener una respuesta mas o menos así:
“Bien, acá andamos, tratando de sobrevivir, ya no tenemos derecho a comprar ni dólares, las cosas aumentan todos los días pero el sueldo cada vez te rinde menos, también, con la corrupción que hay, mirá lo que le descubrieron a Boudou, y nosotros tratando de hacer negocios con esos negros africanos, y en la calle ya no se puede estar de la inseguridad que hay, está lleno de bolitas, paraguas y perucas, habría que cerrar la frontera para que no entren mas esos negros de mierda así se acaba la inseguridad, etc., etc., etc….”
Casi todos argumentos repetidos de la televisión y que no afectan directamente a ninguno de los comensales. Y aunque uno no se enoje con ellos por sostener la idea de que viven en un país de mierda y en el peor gobierno de la historia, como les gusta sostener a las corporaciones mediáticas, ellos se enojan con facilidad con el que intenta demostrarles con argumentos que están equivocados, desde una postura oficialista.
Y llaman fanáticos a aquellos que tienen argumentos que se oponen a sus ideas, sin caer en la cuenta de su propio fanatismo, en tanto, odio, que los factores de poder dueños a su vez de las corporaciones mediáticas, les han metido en la cabeza.
Y destilan odio y veneno y bronca diciendo barbaridades de un buen gobierno, que nunca antes dijeron ni durante los peores gobiernos de la historia.
Mas allá de lo demostrable o no de cualquier postura, yo me he preguntadocual es la razón de esa ceguera de cierta franja no poco importante de la sociedad. Y eso me remite directamente a esa excelente metáfora deJosé Saramago sobre la ceguera de la misma.
Lo cierto es que en esos grupos de clase media, aunque heterogéneos, ocurre un fenómeno muy particular.
Están integrados en general por personas que pasan gran parte de su vida trabajando, muchos de ellos en ocupaciones que les disgustan, o al menos que no se corresponden con sus vocaciones o sus sueños de juventud, teniendo muchas veces, como único escape de la frustración el convencimiento de que se sacrifican por el bien de su familia y, si logran prosperar, tendrán como compensación el poder darse ciertos gustos o llegar a codearse ( o al menos parecerse) a las familias mejor acomodadas socialmente.
Si bien gozan de derechos laborales, están tan acostumbrados a ellos que no imaginan que pueden perderlos, e ignoran todo lo que se sacrificó para conseguirlos. Y se tornan individualistas, al punto de vanagloriarse de sus logros en cuanto al ascenso en la escala social.
Entre sus logros figura cierto confort, cierta comodidad burguesa que no solo los vuelve insensibles a los reclamos ajenos sino que llegan a despreciar a aquellos que reclaman, porque alteran la paz en la que viven, porque cortan el tránsito, porque demoran o detienen el transporte público, porque manifiestan sus reclamos gráficamente afeando la ciudad, etc.
Y estamos de acuerdo en que las manifestaciones en la vía pública nos molestan a todos, pero el enojo del burgués será siempre contra el que reclama y jamás contra los causantes de los reclamos.
Desde la comodidad de su sillón frente al televisor ven como los noticieros se esfuerzan en mostrar el caos de los manifestantes, en contraposición a la elegancia y la mesura del que constituye la causa del reclamo, ocultando dichas causas al espectador.
Ese burgués se pasa el día pensando en sus posibilidades y logros personales, desde un razonamiento individualista, y cuando llega a su sillón ya no quiere pensar, se relaja frente al televisor y, carente de toda capacidad de análisis, absorbe todo aquello que quieran hacerle creer.
Y al día siguiente lo repite en su entorno colaborando con una psicosis colectiva que se ve retroalimentada en un círculo vicioso cuando llega, nuevamente al final de otra jornada, frente a la televisión.
Esas mismas empresas mediáticas dueñas de los canales de TV más vistos, son también dueñas de las radios que escucha a la mañana mientras desayuna, así como de los diarios que copan con una sobreexposición mayoritaria los quioscos de la vía pública.
Además de promocionarse unos a otros, esos medios poseen una pauta publicitaria que colabora enormemente con la necesidad de pertenecer a cierto status a través de un consumismo excesivo.
De esta manera manejan la agenda informativa del país, es decir,instalan los temas de los que habla la sociedad, ocultando todo lo que no le convenga al sector más poderoso.
El burgués individualista, por su condición, está convencido de ser más vivo que nadie, más allá de lo que digan los intelectuales e historiadores, y cae en la soberbia de hablar de cosas que ignora por completo como si fuera dueño de la verdad.
Siempre tuve dificultad para poner la mente en blanco. Alguna vez me insistieron para que lo intente, pero nunca lo logré. No viene al caso entrar en detalles. Sin embargo varias personas aseguran poder hacerlo sin ninguna dificultad.
Asimismo muchas personas me han asegurado que no podrían vivir sin trabajar, cosa que a mi, particularmente no me costaría nada si no tuviera la necesidad.
De allí deduzco que, así como existimos personas que no podemos estar sin pensar, también existen personas que no pueden estar sin ocuparse de algo que les impida pensar.
Una vez me explicaron el funcionamiento de los sueños. Ignoro el grado de certeza que tenga dicha explicación pero a mi me pareció tan coherente y lógica que la adopté por completo.
Cuando nos dormimos, y comenzamos a transitar por las diferentes etapas del sueño, existe un punto en donde nuestros sentidos dejan de percibir los estímulos del exterior, por lo que nuestra mente compensa ese vacío con imágenes guardadas en nuestra memoria.
Es por eso que cuando maltratamos a nuestro cuerpo cenando en demasía o durmiendo en una posición incómoda que no nos permite respirar correctamente, brotan imágenes coincidentes con ese estado de susto en el que instintivamente estamos y tenemos pesadillas.
Creo que del mismo modo, cuando una mente pasa el día ocupada en generarse estrés, llega el momento en el que solo quiere relajarseconsumiendo TV basura.
Pero el estrés cotidiano debe generar algún tipo de adicción que hace que estas personas estén ávidas de profecías apocalípticas y de malas noticias. Quizás porque, de alguna manera, justifican sus frustraciones. Otorgan una descarga de la responsabilidad en una idea de caos que, aunque falsa, les resulta exageradamente necesaria.
Lo paradójico es que son estas personas las que inician cualquier discusión sobre política, más aún si saben de antemano que se encuentra entre ellos alguien que defiende lo que ellos defenestran.
Y cuando se les contrapone un argumento sólido contra su opinión se defienden diciendo que la política no les interesa.
Es que de verdad no les interesa. No les interesa saber, pensar ni conocer; les resulta más que pesado que en una reunión, pudiendo hablar de cosas banales o divertidas, se hable de historia o política.
Aunque hayan sido ellos los que sacaron el tema.
No quieren saber que Roca, el “prócer” cuya imagen figura en el billete de mayor denominación de nuestro país, fue un genocida que masacró a los pueblos originarios americanos, repartiendo luego todas esas tierras entre unas pocas familias poderosas que se enriquecían gracias a un modelo agroexportador en el que no se producía nada ni se desarrollaba industria alguna, pero que los enriquecía gracias a la exportación de las materias primas que, por encontrarse dentro de esas tierras “heredadas”, les pertenecían.
No quieren ni enterarse de que esos terratenientes son los fundadores de la sociedad rural, cuyos descendientes, al igual que los fundadores, son los artífices de todo el poder económico del país, incluso en la actualidad.
No quieren ni pensar que si se industrializan esas materias primas dentro del país, se compite directamente con aquellos que les compraban a los terratenientes para elaborar productos que después nos vendían a nosotros.
Ni que esa industrialización nacional es generadora de trabajo y eso a su vez genera sueldos, consumo, comercio y circulación del dinero.
Ni que esa prosperidad de la clase trabajadora, al generar un aumento del consumo de esos recursos, provoca una disminución del stock exportable con la consiguiente disminución de las ganancias de los productores a valores internacionales. Lo que explica también porqué prefieren reinar sobre un país pobre, menos consumidor y más manejable.
No les interesa saber la cantidad de gente que ha muerto para evitar el abuso de los empleadores o las luchas que se han llevado a cabo para la creación de sindicatos que protejan a los trabajadores. Ni que les hablen de cual fue el primer gobierno que hizo realidad esos derechos.
Les aburre escuchar que esos poderosos vinculados a la sociedad rural en complicidad con los políticos opositores a ese primer gobierno popular, fueron los que organizaron a las fuerzas armadas – creadas para defender a la nación de ataques foráneos – para derrocar a gobiernos elegidos democráticamente.
Les resulta insufrible que les digan que la última dictadura que crearon fue organizada y bancada por las embajadas de los Estados Unidos al mismo tiempo que en toda Latinoamérica, para frenar el avance del comunismo, o que uno de los principales responsables de la gestión de esa dictadura, luego ministro de economía, fuera descendiente de uno de los fundadores de aquella sociedad rural.
No quieren escuchar que esa dictadura se apropió de la única fábrica de papel para diarios, matando a su dueño y torturando a su mujer para obligarla a hacerla aparecer como una venta legal, para luego entregársela a los diarios mas importantes, dándoles una posición hegemónica en el manejo de la opinión pública.
Ni que esos medios gráficos se ocuparon de ocultar el genocidio de un pueblo que defendía sus derechos, transformándolos en una lucha antisubversiva.
No quieren ver que, también a instancias del poder económico estadounidense, se provoca el derrumbe del primer gobierno democrático posterior a esa dictadura para entrar en los ’90 en una política de desguace del estado, siempre con la complicidad de esos medios, a los que se les otorgó la licencia de 300 medios de comunicación, radiales y televisivos.
Medios a través de los cuales se manipuló a la opinión pública para que esté a favor de privatizaciones que terminaron por generar el desempleo y la pobreza más alta de la historia. Ni quieren ver que eso mismo le está pasando en este mismo momento a Europa mientras nosotros nos recuperamos, no sin ciertas dificultades.
Esos mismos medios lograron convencer a la gente de que esos eternos enemigos del pueblo constituidos en la sociedad rural eran “El Campo” y estaba siendo víctima de un gobierno autoritario.
Esos mismos medios son los responsables de la campaña mediática,operación periodística, en contra del vicepresidente de la nación, de la que todo el mundo habla sin que existan pruebas en la justicia que condenen al funcionario, pero ocultan las vinculaciones en el caso, de un grupo empresarial al que están asociados los difamadores junto con algún político opositor.
Esta franja de personas comunes, que sin darse cuenta se manifiestan a favor de sus propios enemigos, odian a un gobierno que defiende, protege y representa a la clase de gente que ellos detestan.
Porque a pesar de los intentos por parecerse a los que están por encima de ellos socioeconónicamente, en el fondo temen parecerse realmente a esos trabajadores oprimidos.
Pero lo que es peor es que aman u odian según los sutiles mandatos de los que tienen el poder de manejar a la opinión pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario