La tapa de Noticias tiene un profundo contenido ideológico que vale la pena descubrir, antes de enojarse sin pensar. Pero primero que nada debemos revisar nuestro concepto sobre libertad de prensa.
Libertad de PrensaPersonalmente creo en la libertad de prensa absoluta. Y la Presidenta ha dado muestra de creer lo mismo , ya que quitó la figura de calumnias e injurias como acción legal contra una noticia u opinión publicadas. Eso significa estar dispuesto a correr el riesgo de que se publiquen mentiras y ofensas sin tomar ninguna acción legal. Lo que no significa no replicar, no revelar las mentiras, no enojarse, no indignarse. Significa simplemente no prohibir.
Para replicar mentiras y contestar ofensas tenemos a "678". Y también tenemos la Ley de Medios que -cuando se aplique- contrarrestará el efecto multiplicador de las mentiras y ofensas, terminando con la hegemonía de ciertos medios. Que la Ley de Medios no se aplique todavía, no nos habilita para cohartar la libertad de expresión ni siquiera por cuestiones de discriminación en las que pudiera intervenir el Inadi.
Vale la pena redoblar la apuesta al ejercicio pleno de los derechos, antes que sancionar a alguien en su derecho a decir lo que quiera. Lo que estamos jugando acá no es un modelo al que no le importe la defensa de lo insititucional. Todo lo contrario. El modelo incluye a los desposeídos, para esto se necesita exacerbar el apego al funcionamiento de las intituciones que garantizan el ejercicio de los derechos. Si empezamos a relativizar ciertos derechos, se va a terminar afectando los derechos de quienes poco se pueden defender por falta de recursos. Consolidar el prestigio del ejercicio de los derechos es más importante que nada.
Pero vayamos al asunto de la tapa de Noticias. Encontramos un texto encolumnado a la izquierda y una ilustración a la derecha. Comencemos por la ilustración.
Se trata de una pintura de la Presidenta en actitud de goce sexual solitario, que supone una masturbación.
El primer comentario que leí fue de Florencia Etcheves, periodista que trabaja en TN Noticias. Ella dijo que la ilustración era machista, que nunca se hubiera publicado el dibujo de un presidente "con el pito parado". Eso es cierto. Porque ilustrar el tema de la sexualidad femenina es algo muy común en nuestra sociedad machista, pero no lo es el de la masculina. Todas las tapas de las revistas y también en la televisión, se muestran mujeres semidesnudas con expresiones de goce en su cara, lo que no sucede con los varones. También imágenes degradantes de la mujer.
Además se trata de la Presidenta. Eso tiene una intención de ofensa añadida a la ofensa normal que se hace sobre la mujer. Es efectivamente una cuestión de machismo. Y en este caso nada nos impide expresarles nuestros desprecio redoblado, por tratar así a la mujer y por tratarse de la Presidenta. Ojalá desde 678 este domingo se mande el mensaje de nuestro desprecio general a esa publicación. Pero no se cometa el error de buscar cohartarles la venta de la Revista. Soportar y saltar esta valla nos hace aún más meritorios en el cuidado de la libertad de expresión.
Pero no es todoEn esta ilustración fundada en el machismo, hay también una claudicación machista.
Para comprender esto, necesitamos refrescar el concepto de mito y de ícono mítico. El mito es un relato que los pueblos hacen para justificar un orden social, los roles de cada uno, la potestad y el sometimiento. El ícono es el símbolo que sintetiza en sí mismo el mito.
El mito aquí es que el varón es superior a la mujer. Que -como dijo Simone de Beauvoir- el macho encarna lo escencial y la mujer la alteridad (lo otro), que el macho es trascendente y la mujer inmanente. El mito machista llega en relatos múltiples, desde los cuentos para niños pasando por la literatura y al cine de Hollywood. La sociedad capitalista formaliza el mito en productos que establecen esas diferencias desde los colores elegidos para el bebé. El de la mujer es cálido (rosa). El del varón es frío (celeste).
El ícono del machismo es el pene. Claro que no ha sido fácil identificarlo. Fue obra de Freud, y consolidación de Lacan que sacó al pene de la propiedad de los protagonistas puntuales de la historia familiar para reconocerlo en el orden social.
El pene es el ícono machista. Simone de Beauvoir critica a Freud por considerar al ícono del pene como algo inherente a la escencia humana, o sea, inmodificable. Ella dijo que Freud se equivocó, que el dominio del pene era cierto históricamente pero que era circunstancial y que podía ser desplazado. O mejor, que debía ser desplazado porque de ello dependía la liberación de la opresión de la mujer.
La liberación de la mujer no es un cambio de estructuras decretado de un día para el otro, por la toma del poder revolucionario. Es un proceso lento que avanza y retrocede, que encuentra nuevos desafíos que sortear, pero sigue sin pausa porque se ha hecho consciente en muchísimas mujeres. Mientras tanto, el ícono del pene sigue "señoreando" en nuestra cultura que todavía es muy machista.
Para ilustrar con un ejemplo cómo el ícono cumple su función de síntesis, no necesitamos más que escuchar las expresiones orales. Y es casi simpático observar como al pene no se lo nombra directamente -como con el respeto a los dioses- sino por elevación. No pronunciarás el nombre de Dios en vano, dicen las religiones. La expresión habilitada oficialmente por Maradona hace poco fue: "la tienen adentro". Así el ícono pene resulta un instrumento de tortura, de castigo, de humillación, de sometimiento. Y no sólo a la mujer sino también al varón, y no precisamente desde la homosexualidad sino desde el machismo más férreo.
Tan claro como pocas veces tuvimos la oportunidad de diseccionar al ícono pene en sus múltples sentidos simbólicos. Maradona, un semi-dios, sacó esa expresión de las catacumbas donde los machos hacen sus conciliábulos y la entregó al dominio general, gracias a lo cual hoy es expresión aceptada y usada tanto por varones como por mujeres incautas e irresponsables, semi-víctimas y semi-cómplices, como dijo Sartre.
Este ícono pene instrumento de sometimiento es muy útil a la derecha. Los ayuda a conservar el orden social que sostiene al capitalismo neoliberal más fanático. Orden social en el que no se celebra que la mujer tome puestos de jerarquía institucional a menos que ella anule en todo lo posible lo que la haga parecer igual al resto de las sometidas, que sí están obligadas a llevar la feminidad burguesa como baluarte a riesgo de sufrir todo tipo de réplicas, desde el desprecio hasta el asesinato.
Hénos aquí con la doctora Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de la República Argentina. A quien todos, desde el que más la odia hasta el que más la ama, llamamos simplemente Cristina. Como si a alguien se le hubiera podido ocurrir llamar Raúl a Alfonsín. En cambio a Néstor Kirchner lo llamamos Néstor sólo los que lo amamos.
Pues bien. Esta tapa de Noticias es una expresión machista, pero claudica en la presencia del ícono del pene cuando la muestra a Cristina sin ese elemento de sometimiento, pero sometiendo igual, como dice la columna de texto de la tapa: "La sumisión del otro ya es un requisito indiscutible de su liderazgo". Esa partícula "ya", habla de resignación. Es la resignación a poder ridiculizar a Cristina con alguna imagen que signifique que "la tiene adentro".
Sí señores, a Cristina no le pueden decir que "la tiene adentro". Y no reconocerían que son ellos los que "la tienen adentro", porque sería conferirle a Cristina el poder del pene, que bien podrían concedérselo a Angela Merkel pero no a una mujer que hace gala de su belleza, de su elegancia, de su refinamiento, de todo lo que adoran en el resto de las mujeres.
Esta tapa de Noticias dice que los enemigos del gobierno han claudicado en la esperanza de que Cristina "la tenga adentro" y esto sólo puede haber sido por desesperación, por ansiedad, nunca porque hayan avanzado en su concepción machista rumbo a aceptar la liberación femenina. La intención es ofensiva, agresiva.
La ansiedad que los tiene desesperados es saber hasta cuándo va a seguir Cristina, o su modelo. Si aplicamos el psicoanálisis a esta tapa, en lugar de enojarnos, casi deberíamos reirnos al ver la exposición descarnada que hacen de su propio fracaso, superados por el deseo insoportable de romper el cautiverio de su ícono ajado.
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