En estos días se cobra el aguinaldo…. un ingreso esperado para poder comprar algo, hacer un arreglo en la casa, unos días de vacaciones… deseos que se estaban postergando…
¿Cual es la historia del siempre querido y nunca bien ponderado aguinaldo, vocablo que derivaría del celta “eguinand” con el que se nombraría a ‘regalo de fin de año’?
El día 20/12/1945 el secretario de Trabajo y Previsión de la Nación, Domingo Mercante, anunciaba el dictado del decreto Nº 33.302/45, por el que se otorgaba un aumento de sueldo generalizado más un nuevo concepto en la nomina salarial llamado Aguinaldo, Sueldo Anual Complementario para los liquidadores, aguilucho para los amigos.
No caben dudas que esta normativa estaba escrita por la voluntad del coronel Juan Domingo Perón que, aunque había perdido desde el 9 de octubre de 1945 todos los cargos públicos que hasta entonces poseía,(secretario de Trabajo, ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación) incluida su libertad por ocho días, sus criterios eran escuchados con atención desde las más altas esferas, debido al sesgo peronista que manifestaba el gobierno del entonces presidente de facto general Edelmiro Farell.
Un aumento de sueldo era en cierto modo previsible y digerible porque un poco de inflación y ya está, se aumentan los precios.. asunto diluido, pero… ¿aguinaldo…? ¿Que era eso?
Los que pusieron el grito en el cielo fueron los empresarios, la llamada “prensa independiente” que apoyaba a la Unión Democrática e insólitamente algunos sindicatos de orientación comunista que integraban esa fuerza junto al radicalismo, el socialismo y la democracia progresista.
La Unión Democrática, apadrinada por el embajador de EEUU Braden, con el apoyo de la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, junto a los partidos políticos, entre ellos: la UCR, el Partido Socialista y el Partido Comunista, atacan la medida, a la que entendió como una "cruda demagogia electoral", una disposición destinada a "someter y domesticar los sindicatos libres". Dicen: "Lo importante en el decreto mencionado es la maniobra nazifascista típica que pretende acabar con los sindicatos obreros y convertirlos en simples instrumentos de la nueva oligarquía que pretende someter al pueblo argentino a sus designios. El aguinaldo es el sebo para engañar, es el anzuelo, pero el propósito es domesticar a la clase trabajadora para luego utilizarla con fines bastardos. En dicho decreto queda probado el plan de castramiento paulatino de los sindicatos obreros. Antes fueron las intervenciones. Ahora es la dádiva, previa la entrega". Era, además, "el coronamiento de una larga e intensa campaña demagógica desarrollada bajo el amparo y con el estímulo de la Secretaría de Trabajo y Previsión".
Se imaginaba un escenario apocalíptico y pedían que, en una “actitud patriótica”, las autoridades eliminaran el aguinaldo, “ese factor de perturbación”; los industriales y comerciantes, solicitaban que consideraran las aspiraciones de sus trabajadores “para evitar que el tutelaje de la demagogia se atribuya para sí el éxito de gestiones que deben quedar libradas al entendimiento recíproco entre los representantes de los sindicatos libres y las empresas patronales”.
¡Vayan a cobrarle el aguinaldo a Perón! Bramaron los empresarios porque con “ese invento” veían afectados sus intereses.
Pese a las protestas, el decreto no se anuló y hasta el 7 de enero de 1946 las empresas tenían tiempo de abonar el S.A.C..
Dos “perlitas” sobre las reacciones que despertó la medida. La Unión Cívica Radical hace saber públicamente que “rechaza y repudia la política demagógica que conscientemente ofrece a los obreros el paraíso terrenal, formado sobre la ruina de todas las industrias y de todas las empresas y rechaza el absurdo de que para mejorar la condición de los más humildes, sea necesario empobrecer a los pudientes”. La Unión Industrial, el Colegio de Abogados y la Cámara de Comercio, consideran que la medida provocará “un grave daño a la masa de asalariados” (¿?) y que el decreto “llevará a la miseria, porque nadie puede violar impunemente las leyes económicas”. (les falta agregar “del liberalismo”).
11 de Enero de 1946: La Cámara que reúne a las grandes tiendas (Harrrod´s, La Piedad, Gath & Cháves, etc.) dispone el cierre de sus locales en repudio al decreto sobre aguinaldo y aumento salarial.
Una conquista obrera llega para siempre: el aguinaldo obligatorio. Es decir, se implementa la obligación a la patronal, de abonar a cada trabajador un sueldo anual complementario, correspondiente a la doceava parte de lo percibido durante el año. Pasaron muchos años… las empresas no se fundieron, los comerciantes, el turismo, hacen buenos negocios gracias a ese ingreso.. una mentira más de los que ven en cada mejora para los que menos tienen una mano que se mete en sus bolsillos.. aunque también ellos se ven beneficiados con mayor demanda de servicios, de consumo..
Lo siguen haciendo… todo lo que se implementa para los más desposeídos es demagogia, populismo… es aumentar la vagancia… desalienta la creación de fuentes de trabajo, las inversiones productivas.. recordemos lo que se dijo –y sigue diciendo- sobre las AUH, Plan Progresar, Fines….
Pensemos también en aquellos que, a diferencia de los funcionarios de éste gobierno, -que para la versión actual de la Unión Democrática- son la muestra de la impericia, cuentan con el apoyo de ella, los técnicamente mejor preparados..son llamados a opinar, y siempre dicen “que se debe hacer”…omitiendo el “cómo”…
Una muestra de cómo “solucionan”..
El aguinaldo en su agitada existencia habría de sufrir otros ataques. Un personero de complicados intereses como Domingo Cavallo, estuvo en dos oportunidades a punto de acabar con el vilipendiado aguinaldo. Una, durante el gobierno de Menem allá por 1992 cuando esgrimiendo causas económicas –en defensa del plan de convertibilidad (como siempre declamaba Cavallo por cada medida en las que sabía que encontraría resistencia) y de un posible rebrote inflacionario. En esa oportunidad proponía dividir el aguinaldo en 12 y pagarlo todos los meses.. ¿aumento de sueldo..? No..unos $$$ más por mes..del mismo bolsillo del trabajador..
La otra en 2001 con el presidente De la Rúa a la cabeza, aduciendo que había un compromiso con organismo internacionales de crédito para efectuar con un recorte presupuestario de 900 millones de pesos convertibles. El aguinaldo demandaría unos 950 millones. Sólo podía salvarse la situación si los gobernadores aceptaban un recorte en la coparticipación por esa suma. Medida que sólo afectaría a las provincias quedando la Nación exenta de toda poda.
El aguinaldo todavía vive, algunos protestan: “Estiman que Ganancias absorberá entre 14 y 69% del medio aguinaldo”.. pero ahí está. Sólo lo vigilan los trabajadores, porque si fuera por la voluntad de gobernantes (todos) y empresarios ya hace años habría sido borrado del universo.
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