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http://leonardodocabo.blogspot.com.ar/2015/08/el-diario-que-quiere- impunidad.html
Otra vez.
Lo hizo otra vez.
Se acerca un cambio de gobierno y el diario "La Nación", en los ratos libres que le quedan en su incansable tarea de evitar que el FPV logre su cuarto triunfo consecutivo en elecciones presidenciales, vuelve a verbalizar su ideología.
Quiere retroceder en los juicios a los responsables del terrorismo de Estado.
Con dos editoriales en una semana*, el diario de Mitre insiste con la teoría de los dos demonios. Con el argumento de siempre habla de guerra interna, de justicia a medias, de procesos injustos y equipara los delitos cometidos por la guerrilla con los perpetrados por la dictadura.
Con las palabras pacificación y reconciliación la intención de "La Nación" es que el próximo gobierno eche por tierra los avances en los procesos a los genocidas, que tanto costaron en estos 32 años de democracia, y establezca una amnistía que mezcle y olvide todo.
En palabras del editorialista “El encauzamiento hacia una reconciliación requiere un profundo y superador examen de conciencia de todos los involucrados y, particularmente, de la clase política.
Su resultado debiera ser la reconciliación, traducida en una amnistía amplia que permita luego mirar hacia adelante y construir el futuro en paz y confraternidad”.
En la introducción de su libro “Símbolos y fantasmas” Gérman Ferrari reproduce una cita de la Doctora en Ciencias Políticas Pilar Calveiro que sostiene que “los movimientos armados latinoamericanos no fueron terroristas, salvo algún caso verdaderamente excepcional, como parece haber sido el de Sendero Luminoso; resulta importante señalar que guerrilla y terrorismo no son sinónimos, como afirma cierto discurso pretendidamente democrático.
El terrorismo se basa en el uso indiscriminado de la violencia sobre población civil, con el objeto de controlar a un grupo o una sociedad por medio del terror.
Las prácticas de las guerrillas latinoamericanas no se caracterizaron por este tipo de accionar, sino por operaciones militares bastante selectivas dirigidas contra el Estado, principalmente sobre fuerzas militares y policíacas.
Esta distinción es de primordial importancia en el momento actual, en el que se tiende a fundir y confundir cualquier recurso a la violencia con el terrorismo, como forma de descalificación.
En realidad, la asimilación de toda práctica violenta al fenómeno terrorista es una manera de desacreditar en bloque las violencias revolucionarias o resistentes para, al mismo tiempo, convalidar las estatales- siempre más poderosas y letales- como necesarias”
La jurisprudencia argentina, en concordancia con la internacional, sostiene que los delitos que cometieron las organizaciones armadas en los años 70 de ninguna manera pueden se calificados como delitos de lesa humanidad. Por otra parte, la justicia local, tampoco puso en duda el desarrollo y la continuidad de los juicios a los represores y a sus cómplices civiles.
En referencia a esto Ferrari en su libro cita una declaración de Juan Méndez, presidente emérito del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ) quién sostiene que “en el derecho internacional se reconoce que los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra pueden ser cometidos por agentes no estatales, como los grupos alzados en armas, con tal que se cometan como práctica masiva o sistemática y que respondan a un mando unificado y organizado” por lo que aclara que “el Estatuto de Roma , que crea la Corte Penal Internacional (CPI) no hace distinción entre agentes estatales y no estatales, y de hecho los imputados por la CPI pertenecen a ambas categorías”.
Méndez entiende que calificar de lesa humanidad los delitos de la guerrillas le parece “difícil por dos razones. En primer lugar, porque los delitos atribuidos a los alzados en armas en la Argentina no incluyen ataques a la población civil, ni la tortura al enemigo rendido.
En segundo lugar, porque aún en los hechos que podrían ocupar una zona gris- como la toma de rehenes o la eliminación de un rehén en estado de indefensión- el estado argentino ha tenido más de treinta años para procesar y castigar a los responsables, y durante todo ese tiempo no hubo amnistías ni indultos generalizados que lo impidieran.
El Estado represor no tuvo interés en juzgar y castigar sino en eliminar físicamente al adversario, y ademas de maneras terriblemente crueles.
Es por eso que ahora la justicia no tiene elementos para perseguir penalmente aquellos delitos cometidos por los alzados en armas, no porque haya con respecto a ellos una doble vara que los distinga de los crímenes del terrorismo de Estado”
Ellos saben esto, pero no les importa.
Hace tiempo que subordinan la verdad a sus intereses. Hace ya doce años que intentaron imponerle a Néstor Kirchner un pliego de condiciones para durar en el poder y tener su apoyo.
Como recordó Horacio Verbitzky en Página/12 del domingo pasado el pliego exigía “alineamiento incondicional con Estados Unidos; cierre de cualquier revisión sobre la represión dictatorial y reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas; contacto con los empresarios; condena a las violaciones a los derechos humanos en Cuba y medidas excepcionales de seguridad para el control del delito y la tranquilidad de las fuerzas del orden”.
La historia es conocida. Kirchner no aceptó y ellos, visionarios, vaticinaron que el país se había dado un presidente para un año.
Ahora, con algunos candidatos más cercanos a esa mirada y más obedientes de lo que dice el poder que nunca se presenta a elecciones, vuelven a tirar las redes.
El futuro en general es incierto, mucho más con un pasado irresuelto. Memoria, verdad y justicia es parte esencial de la alegría, bienestar, integridad que gran parte del pueblo siente.
Eso también se pone en juego en lo que viene.
*
“Memoria y reconciliación” 16/8/15 http://www.lanacion.com.ar/1819682-memoria-y-reconciliacion
“Reconciliación, indultos y amnistías” 21/8/15 http://www.lanacion.com.ar/1820882-reconciliacion-indultos-y-amnistias
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