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Por Marcelo Capurro
07–10–2011 /
El martes 4, cuando visitó Venado Tuerto, en Santa Fe, para presentar el Plan Estratégico Industrial 2020, la presidenta Cristina Fernández hizo en su discurso algunas menciones llamativas, que fueron enunciadas con un estilo poco habitual en la oratoria oficialista.
Mechado en su análisis del crecimiento económico producido a partir de 2003, la Presidenta elogió también un período histórico más lejano y, de paso, aprovechó para mencionar a Arturo Frondizi, numen del desarrollismo.
“En el período del 64 al 74, dijo Cristina, ésta es una contribución también a lo que fue el desarrollismo -también hay que reconocerlo en la República Argentina- … a la impronta del doctor Arturo Frondiziy a la existencia de instrumentos como el Banade (n. de la r. Banco Nacional de Desarrollo) y de gobiernos que, aun no siendo de origen democrático, siendo dictaduras, visualizaron en sectores clave de la siderurgia, de la industria, una polea muy importante de crecimiento y, fundamentalmente, de soberanía y defensa nacional.
Tal vez, continuó, no lo veían desde la perspectiva que lo podemos ver ahora nosotros de la inclusión social y del potencial de un país, pero lo veían, sí, por lo menos desde la defensa nacional.
Hay que reconocerlo, porque en ese momento se creció, desde 1964 hasta el 74, el 75, aproximadamente, cuando se produce el primer crack, al 7 % anual. Estamos hablando de crecimiento industrial, cuando los trabajadores, al momento del golpe del 24 de marzo de 1976, participaban aproximadamente en el 49 % en la distribución del PBI, casi el fifty-fifty.”
Ninguno de los dos diarios grandes argentinos consignó estas citas presidenciales, evocativas de épocas a las que CFK atribuyó esplendor de gestión. En lo económico al menos. Hablar de ello es, por supuesto, de parte de la Presidenta, una señal de que mira con ecuanimidad a esa etapa de la historia nacional y de que busca reconocer méritos en donde se los encuentre.
Llama la atención que Clarín lo haya dejado pasar ya que, como se sabe, eldesarrollismo fue su bandera de navegación durante muchos años. Aún ahora, y muy de vez en cuando, aparece semioculto algún artículo que recuerda aquellos viejos tiempos desarrollofrondofrigeristas.
Los odios políticos, a veces, pueden más que la nostalgia.
Por otra parte, es peligroso, es cierto, quedar parado cerca de aquel personaje del humorista Juan Carlos Colombres, Landrú, bautizadoRogelio, el hombre que razonaba demasiado, un cuasi paranoico que veía amenazas por todas partes.
Pero no parece exagerado, sin embargo, imaginar que cualquier evidencia de un pensamiento amplio y tolerante de parte de CFK es cuidadosamente limado de cualquier texto.
La desesperación por evitar la difusión de cualquier cita o concepto que favorezca la imagen presidencial desata, en algunos, la ejecución perentoria de una acción aniquiladora capaz de conjurar el peligro.
Más allá de esta reflexión, son bienvenidos los conceptos apuntados.Hablan de nuevas miradas en un nuevo ciclo. Y, como está claro que la Presidenta no piensa estas cosas desde el martes de esta semana, el hecho de haberlas enunciado ahora habla de la puesta en acto de esa condición tan exigible a quien se atribuye pasta de estadista: el sentido de la oportunidad.
Y hace pensar, además, que algún o algunos asesores están alineados con ese modus del pensamiento presidencial.
Marcelo Capurro, director revista Debate
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