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martes, 1 de mayo de 2012

Los biocarburantes, acusados del acaparamiento de tierras en África -No es la primera vez. Hace un año el diario británico The Guardian y una denuncia de varias ONG desvelaron que la mitad de los 3,2 millones de hectáreas de cultivos para biocarburantes en África está controlada por compañías británicas.


Los biocarburantes, acusados del acaparamiento de tierras en África
Javier RicoViernes, 27 de abril de 2012
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No es la primera vez. Hace un año el diario británico The Guardian y una denuncia de varias ONG desvelaron que la mitad de los 3,2 millones de hectáreas de cultivos para biocarburantes en África está controlada por compañías británicas. Amigos de la Tierra redunda en esta línea en el informe Land, life and justice, con el subtítulo de Cómo el acaparamiento de tierras en Uganda afecta al medio ambiente, las comunidades locales y la soberanía alimentaria. La patronal europea del etanol minimiza estos impactos y afirma que “relacionar la producción de biocarburantes con la apropiación de tierras en África es simplificar una compleja situación”.
Los biocarburantes, acusados del acaparamiento de tierras en África
Photo: FoEI / ATI - Jason Taylor
El informe de Amigos de la Tierra se centra en Uganda y, más exactamente, en los cultivos de palma de aceite del distrito de Kalangala, que incluye terrenos situados en algunas islas del lago Victoria. Esta organización internacional considera que “es un claro ejemplo de la situación actual del acaparamiento de tierras por parte de compañías occidentales”. Los biocarburantes son uno de los productos extraídos del procesamiento del aceite de palma, y Amigos de la Tierra los señala con el dedo: “los responsables del acaparamiento de tierras en las islas del lago Victoria son Wilmar Internacional, el gigante de los agrocombustibles, y Bidico, una de las empresas oleaginosas más grandes de África Oriental, con el apoyo y la financiación de organismos internacionales, como es el caso del Banco Mundial, y el Gobierno ugandés”.

La situación que describe el informe es la de unas “plantaciones de aceite de palma que se han expandido a costa de los cultivos alimenticios y de las selvas tropicales. Además, la población local se ha visto privada del acceso a las fuentes de agua y a los pastos para el ganado. Las promesas de empleo han resultado ser falsas, en cambio, las comunidades locales han perdido su forma de vida y sustento, y luchan cada día por la supervivencia”. Amigos de la Tierra recoge el testimonio de John Muyiisha, campesino de Kalangala, que “un día se levantó por la mañana y se encontró con varias excavadoras arrasando sus cultivos. Su familia y él llevaban 34 años viviendo en esa tierra”. “Otro miembro de la comunidad cedió a plantar aceite de palma –prosiguen– y posteriormente se vio obligado a vender sus tierras debido a las deudas contraídas y los bajos ingresos procedentes de la palma, una situación que no se había dado mientras cultivaba alimentos locales”.

Desventajas en Uganda y ventajas en Mozambique
Blanca González Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra, añade que “el Banco Mundial ha promovido durante décadas políticas para privatizar la tierra y fomentar la agricultura industrial, y así se ha dado vía libre al acaparamiento masivo de tierras en todo el mundo. Para respetar los derechos humanos y ambientales, los gobiernos deben reducir drásticamente la demanda de ciertas materias primas, como el aceite de palma”. Aunque el informe y las críticas no apuntan directamente al etanol, la patronal europea de este sector, ePURE, sacó recientemente un comunicado desde el que condena cualquier forma ilícita de acaparamiento de tierras y respeta la propiedad de las mismas, para añadir que “creemos que este debate muestra una alarmante tendencia hacia el descuido de los desafíos reales a los que muchos países africanos se enfrentan”.

Entre esos desafíos, ePURE cita “la falta crónica de inversión en agricultura, un comercio internacional que sitúa a África en desventaja al importar productos que ellos podrían cultivar, el mal gobierno relacionado con la tenencia de tierras y la alta dependencia de los combustibles fósiles”. Sobre esto último, recuerda ePURE que “38 de los 47 países más pobres de la tierra son importadores netos de petróleo”. Por todo ello, consideran que asociar la apropiación y acaparamiento de tierras a los biocarburantes y a los objetivos marcados por la Unión Europea “simplifica una compleja situación”, porque “es demasiado simple creer que el acaparamiento dejaría de existir si la UE desechara su demanda de bicarburantes”. 

A partir de aquí, ePURE concluye que falta reconocer los proyectos de biocarburantes que funcionan y, en referencia concreta al etanol, sostiene que “el producido en África es y debería ser principalmente consumido en el mercado interior del continente como un medio para reducir la dependencia de las importaciones de petróleo”. Se citan países que ya han adoptado mandatos nacionales sobre biocarburantes, entre ellos, Nigeria, Etiopía, Malawi, Sudán, Mozambique, Sudáfrica y Zambia. Por último, en cuanto a las buenas prácticas señaladas por ePURE, citan el CleanStar Mozambique Project, con etanol de segunda generación que “suministra beneficios en términos de energía primaria, alimentos, transferencia de conocimientos y salud pública, mientras previene la deforestación”.

Más información:
www.tierra.org/
www.epure.org/

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