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domingo, 8 de marzo de 2015

" ¡China apoya a Rusia en Ucrania! "


domingo, 8 de marzo de 2015

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Dqyr+(Jaque+al+Neoliberalismo)

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Dejando de lado el rescate de China a mediados de diciembre para impedir el colapso del rublo 
ruso de los avernos financieristas anglosajones de Wall Street y la City, como delata el británico 
Alastair Crooke en Conflict Forum, ahora la diplomacia china sale al quite en forma inusitada 
para apuntalar al zar Vlady Putin en su postura ante Ucrania.

Con clarividencia pasmosa, Qu Xing, embajador chino en Bélgica –sede de la OTAN y la 
Unión Europea (UE)–, en entrevista con la agencia oficial Xinhua, aseveró que la naturaleza 
y la raíz de la crisis en Ucrania se deben a los juegos entre Rusia y los poderes occidentales, 
que incluyen a Estados Unidos y la UE. 

Su declaración exhuma el clásico gran juego geopolítico de Gran Bretaña contra Rusia en 
Afganistán /Asia central, con el fin de impedir a Moscú su salida a los mares calientes.

En forma subliminal también apunta los funestos juegos de Brzezinski –ex asesor de Seguridad 
Nacional de Carter e íntimo de Obama– mediante su concepto superbélico de los Balcanes 
euroasiáticos, que plasmó en su anacrónico libro de hace 19 años 
El gran tablero de ajedrez mundial. No es lo mismo el acmé del momento unipolar de 
Estados Unidos –que no supo aprovechar– que el presente momento multipolar, a mi juicio, 
tripolar geoestratégico, que comparten Estados Unidos, Rusia y China, en un G-3 que 
no se atreve a pronunciar su nombre. ¿Es Ucrania la nueva trampa que la dupla 
Brzezinski/Obama tiende a Rusia para que se empantane miserablemente como le sucedió en 
Afganistán en la década de los 80 del siglo XX?

Qu Xing subraya lo consabido: las regiones occidentales y orientales de Ucrania difieren 
en cultura, grupos étnicos, comprensión de la historia y desarrollo económico y social, 
lo que han azuzado fuerzas foráneas que alientan su corrupción severa y deterioraron su débil 
economía.

Qu Xing señala que Rusia se siente angustiada de que Occidente pueda estrangular su espacio 
geográfico al extender su influencia en los países de Europa oriental, incluyendo Ucrania. 
Basta leer las ominosas amenazas de StrobeTalbott –subsecretario de Estado con Bill Clinton, 
quien balcanizó Yugoslavia– y del israelí-estadundense George Friedman, director del polémico 
Stratfor –considerado la CIA de la geopolítica de Estados Unidos–, quienes advierten la inminente 
balcanización de Rusia y su cambio de régimen. Brzezinski, Obama y Leo Panetta –ex director 
malhadado y malvado de la CIA– manejan la expulsión de Putin y su recambio por Medvediev 
para mejorar las relaciones con Occidente ( whatever that means).

A juicio del embajador Qu Xing, el involucramiento de Estados Unidos en la crisis de Ucrania 
se puede volver una distracción de su política exterior, incluyendo su estrategia de requilibrio, 
cuando Washington no desea ver su presencia debilitada en cualquier parte del mundo y sus 
recursos están limitados (¡supersic!), por lo que será muy difícil en cierto punto que sustente 
su influencia en los asuntos exteriores.

El embajador chino tiene la condescendencia de considerar a la UE entre las grandes potencias –
se infiere, además de Estados Unidos, Rusia y la propia China–, a quienes apela a repensar sus 
conceptos en los asuntos globales con una nueva mentalidad de ganar-ganar en lugar de una 
suma cero en seguridad, como lección de la crisis de Ucrania. 
Aporta como prueba la alta sensibilidad de la propia seguridad occidental, pese a su enorme 
poderío militar, cuando Estados Unidos tiene un sistema poco transparente de revisión de 
seguridad nacional para las megafusiones de los inversionistas foráneos, mientras despliega 
sistemas misilísticos balísticos de defensa en todo el planeta que no garantizan su seguridad 
absoluta.

Mi pregunta tonta: ¿cómo puede Estados Unidos, tan ultrasensible en su propia seguridad 
nacional, ser tan insensible a la inseguridad ajena?

Con tal mentalidad unilateral no será posible resolver la crisis de Ucrania, porque una cosa es 
la legítima seguridad de Estados Unidos, siempre y cuando no colisione con la de las grandes 
potencias, y otra es la seguridad propiamente dicha de Europa, con todo su historial específico, 
no se diga de Asia entera.

Qu Xing expresa su axioma nodal: Occidente debe tomar en consideración las preocupaciones 
reales de seguridad de Rusia. ¿Y si no?

Pues que no se preocupe tanto Qu Xing, que Putin se las arreglará para que tomen en cuenta 
la seguridad nacional de Rusia en la era post Crimea, con el único lenguaje disuasivo que por 
desgracia solamente parece entender Estados Unidos: el militar.

Todo el espectro político de Francia –única potencia nuclear continental en Europa con su force 
de frappe (poder disuasivo)–, que ha recuperado espectacularmente el legado gaullista, 
sí entiende los alcances de una guerra entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania; y Alemania, 
en menor medida, después del breve extravío de la canciller Merkel en su filípica de Australia. 
En forma atinada, Qu Xing advierte que la UE y Estados Unidos tienen la misma estrategia r
especto de Ucrania, pero difieren en cuanto a su disímil táctica, ya que también su geopolítica 
es dispareja, por lo que la UE ha adoptado un abordaje más pragmático.

Obvio: Estados Unidos se encuentra lejos de Ucrania, mientras que Rusia y Ucrania, con sus 
virtudes y/o defectos, forman parte del espacio geográfico europeo.

Qu Xing comenta que definitivamente (sic) el caos en Ucrania causará inestabilidad en Europa, 
además de que la UE depende energéticamente de Rusia. Tampoco hay que soslayar los alcances 
de la guerra geofinanciera israelí-anglosajona, porque quizá a Estados Unidos le convenga 
incendiar a toda Europa para encender el cigarro del dólar que se ha revaluado mientras el 
rublo y el euro se han desfondado.

Qu Xing contempla un escenario en el que Francia y Alemania se puedan excusar de sus 
compromisos de Minsk-2 con Ucrania y Rusia con el pretexto de que Estados Unidos
no participó en las negociaciones.

China se pronuncia por los principios de no interferencia, respeto a la soberanía e integridad 
territorial de Ucrania, país del que ha sido amigo, por lo que apela a una salida política que 
tome en cuenta la seguridad nacional de Rusia.

Léase: su finlandización, es decir, su neutralidad –ni OTAN ni Grupo de Shanghai ni UE ni 
Unión Euroasiática–, mediante una federación con amplia autonomía para las regiones 
rusófonas/rusófilas de Novorossiya (Ucrania oriental).

La evaluación de la agencia británica Reuters sobre la declaración de Qu Xing es prístina: 
una postura de China abierta e inusualmente franca de apoyo (¡supersic!) a la posición de 
Moscú en la crisis de Ucrania.

Yo no iría tan lejos como Zero Hedge para aseverar que el apoyo explícito o implícito de 
China a cualquier campo haría toda la diferencia, sin mencionar el eje más formidable del 
mundo, cuando el triunfador resultó el embajador de China en Bélgica: Qu Xing.

Ahora se entiende –el mismo día del acuerdo Minsk-2– la invitación de Obama al mandarín 
Xi a Washington en septiembre.

Las sanciones de Estados Unidos y la UE contra Rusia pueden fenecer en China, cuyo apoyo
financiero es decisivo.
______
Tomado de La Jornada

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