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POLÍTICA- 07/02/2016
Eso le dijo Raúl Kraiselburd a Adrián Belinche antes de que fuera separado de su programa de radio en La Redonda por criticar a Macri. También recibió amenazas.
“Lo que molesta de toda la situación es la hipocresía”, comenzó el conductor Adrián Belinche, respecto de su repentino despido de radio platense La Redonda, del grupo El Día, motivado por causas políticas. “Los medios levantaron las banderas de la libertad de expresión para atacar muy duramente al kirchnerismo, pero a la primera oportunidad son ellos mismos quienes censuran y limitan la expresión dentro de su propio ámbito”, explicó sobre Raúl Kraiselburd, dueño del multimedios.
Aunque no le especificaron las causas de su cese dentro del medio, durante los últimos meses Belinche venía sufriendo la censura interna ejercida por la empresa. Consultado, describió la escena en la cual se le informó de su despido. “Me citaron a una reunión, y cuando llegué me encontré con que además de las autoridades había un escribano presente en la oficina”.
Sin explicarle la causa, le comunicaron su despido; aunque Belinche sobreentendió que fue por motivos ideológicos. “Veníamos teniendo serios problemas en ese sentido, y sé que no se trata de un recorte por motivos económicos, ya que la empresa se garantizó que mi despido estuviera dentro del marco legal, cubriendo la indemnización correspondiente”.
“SÉ QUE NO SE TRATA DE UN RECORTE POR MOTIVOS ECONÓMICOS, YA QUE LA EMPRESA SE GARANTIZÓ QUE MI DESPIDO FUERA LEGAL.”
A principios de noviembre de 2015, una semana luego de realizadas las elecciones generales del 25 de octubre, realizó en su programa un comentario desde su opinión personal. “De cara a los electores posibles, le comuniqué a la audiencia lo que pensaba en esos momentos: que lo que se dice en épocas de campaña no siempre se cumple, y que me parecía necesario aclarar que aquellos ciudadanos cuyos intereses consistieran en comprar un IPhone a trescientos pesos estaban mejor representados por Macri, pero que si alguien creía que ese candidato realmente iba a trabajar para alcanzar la pobreza cero en el país, entonces esa persona era verdaderamente ingenua”.
El comentario generó la furia del director del medio: “Se comunicó conmigo para darme dos opciones: que me tomara vacaciones o que me callara la boca. Me dijo que para hablar de política ya había gente en la radio, y que yo no podía hablar de esos temas”.
Luego de la conversación, Belinche recibió varias amenazas y mensajes anónimos, en los que se le repetía que tenía que callarse. “Sumando esas situaciones, decidí entonces apartarme de la conducción de mi programa, como estaban insistiéndome”. Su envío iba de lunes a viernes en la media mañana del 100.3.
Superada la segunda vuelta electoral, luego de que Macri ya hubiera llegado a la presidencia, regresó a su trabajo en la radio, suponiendo que el hostigamiento sería cosa del pasado. “Pero cuando me reincorporé, el primer día de febrero, me dijeron que todavía no estaba preparada la producción para el programa y que debería esperar algunos días más para empezar”. Sin embargo, pocos días después le comunicaron la noticia de su despido: “No es que no me hubieran explicado la causa –consideró–, sino que en realidad esa causa no existe; la carta documento que me enviaron se limitaba a decir Prescindimos de sus servicios”.
“CUANDO ME REINCORPORÉ, EL PRIMER DÍA DE FEBRERO, ME DIJERON QUE TODAVÍA NO ESTABA PREPARADA LA PRODUCCIÓN PARA EL PROGRAMA Y QUE DEBERÍA ESPERAR ALGUNOS DÍAS MÁS PARA EMPEZAR.”
Belinche no asocia las amenazas que recibió con las autoridades de la empresa, ni mucho menos los responsabiliza. “Pero son dos hechos que sucedieron al mismo tiempo –reflexionó–, y que apuntan en la misma dirección”.
Para el conductor radial y televisivo, lo peor de todo es que la sociedad convalide para los espacios privados toda una serie de prácticas extorsivas con las que intentan lograr que sus periodistas digan lo que ellos quieren que digan, “Pero que si lo llega a hacer un gobierno –sostuvo–, entonces sí se trata de algo aberrante”.
Para Belinche, la lectura que puede hacerse sobre la situación es muy sencilla: “Claramente, el gobierno no va a permitir que existan voces disonantes, al menos dentro de esta primera etapa de su gestión, en la que la sociedad todavía se encuentra bajo el efecto denominado ‘luna de miel’ política”. Según opinó el periodista, lo que sucede es que dentro de la coyuntura actual los medios prácticamente no pueden existir sin pauta publicitaria, y por eso las empresas buscan estar en consonancia con los nuevos Gobiernos locales. “Todas las voces que critican son indeseables para los directivos de los medios”, explicó.
“CLARAMENTE, EL GOBIERNO NO VA A PERMITIR QUE EXISTAN VOCES DISONANTES, AL MENOS DENTRO DE ESTA PRIMERA ETAPA DE SU GESTIÓN.”
“Esa es mi lectura política –sostuvo–, mis opiniones en la radio molestaban, porque ellos sabían que yo iba a opinar en contra de muchas cosas, como la represión en Bajo Flores”. Por eso, comentó, decidieron que lo mejor sería retirarlo del espacio radial para poder sostener el acuerdo que tuvieran establecido con el Gobierno entrante.
BAJO AMENAZA
En noviembre de 2015, el Sindicato de Tabajadores de Prensa de la provincia de Buenos Aires expresó su preocupación y repudio frente a las hostilidades recibidas por Belinche. “A raíz de amenazas contra su integridad y la de sus allegados”, sostenía el comunicado que firmaba el secretario general Ricardo Salas, “el periodista y amigo ADRIÁN BELINCHE se vio obligado a suspender su programa radial en 100.3 de La Plata, por lo que el SINDICATO DE PRENSA BONAERENSE hace pública la solidaridad con el trabajador de prensa, y el repudio a la cobardía e intolerancia de los autores de las amenazas”.
El texto reivindicaba el derecho del periodista a expresar su opinión, dentro del marco de la ley, sin que por ello sufriera consecuencias laborales o de seguridad. “Lamentablemente –continuaba–, por la barbarie de unos pocos cobardes que se escoden en el anonimato, toda la comunidad se ve privada de acceder al derecho a estar informada”.
El comunicado concluía realizando un llamado a las autoridades políticas, instándolos a tomar cartas en el asunto, y llamándolos a no incentivar la intolerancia y la falta de respeto sobre los derechos ciudadanos.
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