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miércoles, 6 de junio de 2012

MONDO CANE DEL PROCESO - “A los Graiver no se los torturó por sadismo, fue por necesidad” Norberto Cozzani admitió su participación en el secuestro de los dueños de Papel Prensa y haber presenciado sesiones de tortura en Puesto Vasco. Calificó los abusos de “apremios necesarios”.



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Uno de los imputados en el juicio por el Circuito Camps confesó haber presenciado las sesiones de tortura con picana a Lidia Papaleo, a su suegro Juan Graiver, a su cuñado Isidoro y a dos secretarias del Grupo Graiver luego de que fueran desapoderados de la empresa Papel Prensa. “Yo presencié el paso de corriente eléctrica”, dijo Norberto Cozzani al referirse a los interrogatorios a los integrantes de la familia y admitió, también, haber participado en sus detenciones. La semana pasada Lidia y el lunes último Isidoro, lo acusaron de ser su torturador. 
Con la declaración de Cozzani se rompió un pacto de silencio, estimaban los querellantes fuera de Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata, donde se realiza el proceso a 24 acusados por crímenes contra 280 víctimas, en el que por primera vez un imputado reconoció en un debate oral y público la tortura a detenidos políticos durante la dictadura. 
En las más de dos horas y media de declaración, Cozzani afirmó haber presenciado las torturas con picana a las que calificó –en línea con las recientes declaraciones del ex dictador Rafael Videla– como apremios “necesarios” para obtener información en los primeros momentos del cautiverio. 
“En Puesto Vasco, yo llevaba los detenidos, estuve presente en tres o cuatro interrogatorios, incluso en los que vi el paso de corriente eléctrica, pero estoy lejos de ser el torturador o el interrogador”, dijo Cozzani. Y aclaró que en el caso Graiver el interrogador fue el director de Inteligencia Interior, comisario mayor Alberto Rousse, quien estaba encargado con él de las investigaciones del caso “y no queríamos que nadie tomara cartas en el asunto”, confesó.  
“Esto sucedió ni bien fue detenido el señor Juan Graiver y ni bien fue detenida la señora Lidia Papaleo de Graiver”, reveló. Y abundó: “Vi el paso de corriente eléctrica y un interrogatorio en el que le preguntaban cómo era la conformación del grupo, cuántas personas eran y donde estaban.”
Cozzani, que en los primeros años de la dictadura revestía como cabo en la Policía Bonaerense bajo las órdenes del comisario mayor Miguel Etchecolatz, dijo que a Lidia Papaleo le habían aplicado picana “en todo el cuerpo” y aclaró que a esas cinco personas no se las torturó por “sadismo, sino por necesidad”. “En lo que yo vi no hubo sadismo ni ninguna de las barbaridades que dijo la señora Papaleo”, esgrimió como presunta defensa, desmintiendo a la viuda de David Graiver, quien dijo haber sido golpeada y vejada en más de una oportunidad. 
En su confesión Cozzani aseguró que participó en el secuestro de la familia Graiver. Incluso ratificó una declaración anterior en la que había admitido desapoderar a Lidia Papaleo de las acciones al portador del diario La Opinión, durante un “careo” entre la mujer y Jacobo Timerman, mientras ambos estaban secuestrados.  
En la ampliación indagatoria desligó a los diarios Clarín, La Nación y La Razón de la apropiación de Papel Prensa y abonó la vinculación de David Graiver con los Montoneros, a quienes identificó con el periodista Juan Gasparini, y los acusó de las amenazas a la familia luego de la muerte del empresario en un accidente aéreo en México. De todas formas, dijo que obtuvo información del Ejército sobre el Grupo Graiver y que “por ese lado se sabía más que lo que habíamos recolectado nosotros”. 
Cozzani sorprendió a todos, inclusive a Etchecolatz quien lo observó con el rostro tenso desde el corralito que encierra a los acusados. Acababa de romper el silencio y quizá por eso pidió protección: “Después de esto voy a ver que cierren con llave la puerta de mi celda todas las noches”, disparó. <

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