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sábado, 19 de abril de 2014

Mis estimados Obispos...Y si van a laburar como sus fieles lo hacen , no sería mejor que criticar desde el cómodo sillón de jerarquía de la Santa Iglesia ?


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Edición Online | 19-04-2014 | 10:19 

LAS CRUCES PASCUALES QUE CARGAN LOS ARGENTINOS

Arancedo: nadie puede permanecer ajeno frente al "avance de la droga y la violencia"

 

 Foto:Guillermo Di Salvatore (Archivo)
Foto:Guillermo Di Salvatore (Archivo)
Guillermo Villareal
(DyN)


Los mensajes pascuales de los obispos revelaron la insistente preocupación de la Iglesia por el avance "sin control" de la droga y el narcotráfico, la inseguridad y la reacción por mano propia, las desigualdades sociales, los jóvenes que no estudian ni trabajan y los atropellos a la vida humana en toda su extensión. 

En sus reflexiones, los prelados pusieron en evidencia las "cruces" y sufrimientos que padecen los argentinos, y advirtieron sobre injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que, aseguraron, "no ceden" en la realidad nacional. 

Las enseñanzas sociales del papa Francisco sustentaron los escritos episcopales para la Pascua, sobre todo la idea fuerza de que la unidad es superior al conflicto, e incluyeron una fuerte exhortación a la esperanza. 

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, y arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, subrayó en su mensaje pascual la necesidad de atender una realidad "tan cercana que duele e interpela" y consideró que nadie puede permanecer ajeno cuando frente a "la violencia, el avance de la droga, la marginalidad, notamos indiferencia o un individualismo que aísla". 

Por esto, el prelado santafesino llamó a los argentinos, en particular a la dirigencia, a recuperar la confianza y a sentirse "protagonistas en la creación de una sociedad más humana, más justa y solidaria". 

El arzobispo Andrés Stanovnik, de Corrientes, coincidió en exhortar a sumarse "de buen grado a todas aquellas acciones que buscan el bien de los otros, especialmente de los más pobres, y tienden hacia una sociedad más equitativa y fraterna". 

El arzobispo Carlos Ñáñez, de Córdoba, convocó a trabajar para que "nunca más" haya atropellos a la dignidad humana y subrayó la necesidad de que prevalezca la unidad sobre el conflicto en el país, "surcado por tantos desencuentros y enfrentamientos antiguos y recientes, por el flagelo de la inseguridad y de las adicciones que la hacen más grave". 

Un reclamo similar hizo el obispo de San Francisco, Sergio Buenanueva, al instar a decirle sí "a la cultura del encuentro, sabiendo que la unidad es siempre mayor que todo conflicto, y que los proyectos que más benefician a los pueblos son los que se construyen entre todos, con infinita paciencia, y pasión por el bien, la justicia y la solidaridad". 

Ante la realidad regional, los obispos patagónicos levantaron la voz para interpelar: "¿Cómo es posible que los conflictos se prolonguen hasta el desgaste, llevando a pensar que esto es una estrategia de gobierno? ¿Cómo puede ser que estemos legitimando el ilícito como herramienta necesaria de toda negociación, convirtiéndolo en un derecho? Actuar así nos enfrenta y confronta, nos divide y paraliza". 

Los prelados del sur argentino sostuvieron que la falta de convivencia, la magra calidad educativa y la pobreza exigen "descubrir los itinerarios de diálogo y encuentro entre las partes". 

En el otro extremo del país, los obispos jujeños César Fernández y Pedro Olmedo Rivero alertaron sobre un "momento oscuro" para la región y advirtieron sobre "numerosos signos de muerte", entre ellos "el narcotráfico golpeando en nuestra zona" y "la conflictividad social queriéndose imponer por la fuerza y la violencia". 

El obispo Carlos Tissera, de Quilmes, alentó por su parte a quienes "cargan con la cruz de los que sienten las consecuencias de la inseguridad y la violencia, la cruz de los que sufren las necesidades de la marginalidad y la cruz de la indignidad del trabajo esclavo y de la trata". 

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