Ayer mismo, leí casualmente en Clarín una nota con el título “Avanza el polémico acuerdo comercial con China”, que ponía en tela de juicio los acuerdos económicos de Argentina con el país asiático. Me pregunté si alguna vez Clarín habrá publicado notas cuestionando los acuerdos del país con el FMI y el Banco Mundial, que tanto sufrimiento han causado a los argentinos. En todo caso, Clarín navega contra la corriente de este siglo XXI que ya está anunciando el ocaso de unas instituciones financieras utilizadas para redistribuir la riqueza internacional en beneficio de los países ricos. (MM)
¿Quién necesita al FMI y al Banco Mundial?

Bild: Flickr / Ryan Hyde CC-BY-SA 2.0
MARCO MAIER/CONTRA MAGAZIN
Traducción Montserrat Mestre
Con la creación del “Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras” de la República Popular de China y el “Nuevo Banco de Desarrollo” del BRICS, las finanzas mundiales dominadas por Estados Unidos a través del FMI, del Banco de Desarrollo de Asia (ADB) y el Banco Mundial, recibieron un poderoso contrapeso. Por otra parte, China es aún uno de los principales países inversores en África, donde son bienvenidos, al contrario que los estadounidenses y los europeos .
Los países afectados por crisis, como Argentina y Venezuela, por ejemplo, prefieren contar con la ayuda de Pekín antes que arrastrarse ante Washington. Esto es posible gracias a las interminables reservas de divisas de China, que hoy ascienden a más de 4 billones de dólares. Hay cientos de miles de millones de dólares listos para ser proporcionados en los nuevos proyectos del banco.
Incluso si Rusia sufre por las sanciones occidentales y sus reservas de divisas se ven afectadas, porque el dinero deja de fluir a Moscú durante un tiempo, China ya anunció que no va a deja a su vecino a la intemperie bajo la lluvia. Este es justamente el valor de la cooperación entre los países.
Los esfuerzos combinados del grupo BRICS muestran que los países en desarrollo no tienen que depender de los dictados de Washington, simplemente porque han sido víctimas de la redistribución financiera hacia los países ricos. En lugar de tener que vender su riqueza nacional a “inversores internacionales”, ahora están abiertos a formas más sostenibles.
Si la tendencia actual continúa, pronto podría extenderse no sólo a las partes del mundo dominadas por Estados Unidos, con el FMI y el Banco Mundial, cuya influencia podría volverse cada vez menor. Una pérdida de influencia que está en la base de la decisión de Obama del acercamiento a Cuba. Los días en que EEUU tenía al mundo controlado a través de estas organizaciones (FMI, MB) que hundieron en el abismo a tantos países, son cosa del pasado.
Ahora queda por ver si los países emergentes de la comunidad internacional a largo plazo pueden ayudar a los países pobres a protegerse de la explotación por las corporaciones. Porque a diferencia de sus homólogos occidentales, el Banco de Inversión de China y el BRICS no parecen prescribir a los destinatarios de sus préstamos, “curarse” con recetas de libre mercado.
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